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martes, 22 de julio de 2014

China revela el secreto del oro

El gobierno de China reconoció que ha estado acumulando oro en secreto. Sigilosamente, casi ha duplicado su anterior reserva, hasta un total de mil toneladas.
El anuncio plantea interrogantes sobre la actitud del gobierno comunista hacia el dólar estadounidense.
China es el país con mayores reservas en moneda extranjera: un total de US$2 billones. De estos, dos tercios están en dólares.
Pero el gigante asiático ha dado señales de estar apartándose de esta divisa.
Hace tres años Pekín eliminó el anclaje de su moneda -el yuan- al billete verde. Este 2009, justo antes de la cumbre del G20 en Londres, China sugirió que habría llegado la hora de reducir la dependencia en el dólar como divisa internacional.

La vieja teoría

La medida de Pekín ha reforzado el valor del oro, que subió US$5,50 hasta alcanzar los US$913 la onza en Londres, y reforzado la posición de aquellos que defienden al metal precioso como la inversión más segura en tiempos turbulentos.
De todas formas, expertos del mercado afirman que la cantidad de oro que hoy por hoy está en manos chinas equivale a menos de un cuarto de las reservas estadounidenses.
Y además China sigue comprando dólares.

El misterio del oro; desde siempre y hasta hoy

Mientras el Sol aceita su maquinaria interna, y mientras enviamos nuestro rezo por los hermanos de Brasil que están atravesando la tragedia en Santa María, vamos a analizar un tema primero desde la óptica de un investigador ruso, y luego desde la óptica personal, que dejo abierto a vuestras propias teorías.
Interesante enfoque del escritor e investigador ruso Degtyarev Vladimir, autor de los libros *proto-lenguaje* 1 y 2, de éste último un reportaje deDmitry Sokolov, en el cual Vladimir, coincide con gran parte del trabajo de Sitchin y va por más;

-Vladimir, ¿la humanidad es el producto de un experimento de genes extraterrestres?

*La visión actual de la humanidad no es un producto de la evolución. Así, décadas de darwinismo se enseñan en las escuelas y universidades de todo el mundo, y podrían ser considerados como pseudociencia. Yo creo que el Homo sapiens fué creado por seres extraterrestres *a su imágen y semejanza* hace unos 400 000 años. Y aquí hay que destacar que los extraterrestres, los antiguos llamados *dioses* aparecieron en la Tierra mucho antes de la aparición de los tradicionales textos religiosos.
- ¿Quiénes son nuestros creadores?

*Pueden ser dioses civilizadores. Esta especie es muy similar a nosotros, sólo que más avanzados en términos de tecnología. Aparecieron en el planeta Ki =del sumerio;Tierra= hace millones de años. Mi obra se basa precisamente en la cosmogonía sumeria, egipcia, así como del Yucatán y de fuentes indias. Según mi investigación, es una entidad extraterrestre. Muchas colecciones de piedras peruanas de Ica, recogidas por el Dr. Cabrera, muestran a personas que aparecen en la compañía de dinosaurios y otros animales prehistóricos. Hay dos versiones: o bien los humanos modernos vivieron hace 65 millones de años=fecha de extinción de los dinosaurios=, o los reptiles gigantes se quedaron en la Tierra para el paleolítico tardío, es decir, que éstas piedras datan de este periodo en América del Sur.

-¿También los dinosaurios fueron creados por los dioses civilizadores?

*¡Por supuesto! Es decir, los dinosaurios y ballenas, baobabs y las manzanas, patatas y uvas, vacas, caballos, ovejas y otros animales y la naturaleza misma son en su mayoría vegetales genéticamente modificados. Por eso digo: la gente es el fruto genético de la ciencia genética extraterrestre. Primero se creó la Tierra desde un planeta llamado Tiamat, que giraba en órbita entre Marte y Júpiter y luego el trabajo continuó aquí.

-¿Con qué propósito se llevó a cabo un experimento para crear un ser humano?

*Para ellos, esto no fué un experimento, supongo, sino una necesidad urgente. Hoy sólo podemos hablar del último período de existencia en la Tierra, que se describe en los textos antiguos, que es de unos 400.000 años.. Es el Anunnaki famoso, llamado en los textos sumerios como Enki Enlil y Ninlil, así los recién llegados tuvieron que crear los *dioses menores*, conocidos en la literatura arcaica con la palabra disonante *IGIGI*.
Los trabajadores de la nueva creación debían trabajar en la extracción de metales, como el oro, la producción de alimentos, y todo lo necesario para los trabajadores de turno que venían del planeta Nibiru, el hogar de los Anunnaki. El trabajo era duro a pesar de la divina maquinaria tecnológica y obviamente se rebelaron. Entonces se decidió reemplazar a aquellos trabajadores *Junior*ejemplares biológicos, por la *gente*.
-Pero el oro… ¿Por qué los extraterrestres tomaron un metal tan noble?

*Energía! Debido a ser dueños de sus fuentes de hoy en día, el oro sigue provocando numerosos conflictos. Hay una versión, de que el oro extraído en el mundo por aquellos *dioses* era imprescindible para su planeta de origen, ellos lo transformaban en un capullo formado por placas pequeñas, con el fin de preservar el calor planetario ya que Nibiru estaba muy lejos del Sol en un período de revolución alrededor de 3600 años terrestres. Me inclino a interpretar ésto como la necesaria civilización de la Tierra para extraer el metal amarillo, de la misma manera como nosotros usamos el petróleo, gas, carbón y uranio, como fuente de energía.

-¿Cómo se explica técnicamente la energía en el oro? Cómo recibir energía desde el metal?
*Hoy en día, en los productos electrónicos, televisores, computadoras, el oro se utiliza, aunque en pequeñas dosis. En las últimas producciones de Rusia para la industria de las radio comunicaciones se utilizaron hasta veinte toneladas de oro. El oro proporciona una velocidad constante de corriente baja, y por lo tanto la estabilidad de la transmisión de la información. En Tehuacán-México se ha descubierto recientemente una pirámide en cuya base fueron puestos condensadores de potencia entre dos gruesas capas de Mica extremadamente pura. 
Los arqueólogos que descubrieron los restos los examinaron. El resultado sorprendió: en las muestras estudiadas se encontraron micropartículas de aleación de oro de calidad muy alta. Como sello entre las capas de mica en el condensador vasto y poderoso, estaba el metal amarillo. 

-¿Y cuál es la función de este condensador?
*Al parecer, una fuente de alimentación para muchos aparatos extraterrestres eléctricos. Los gigantes bloques de pórfido y granito utilizados en la albañilería ciclópea de los edificios, era necesario ser cortado con algo especial. Por ello todo esto tiene una enorme energía. Y esto es sólo una pequeña parte de la vida de éstos dioses. Además, la pirámide podría ser parte de un gran transmisor y recepción de un sistema de comunicación utilizado entre la colonia de la Tierra y la metrópoli en Nibiru. Una especie de antena parabólica, para decirlo llanamente. La pirámide era un objeto técnico bastante versátil.

-¿Cuáles son los textos que indican su inclinación hacia la teoría del oro?
*Hoy en día sobreviven cuatro Códigos Mayas =uno en especial= que contiene información sobre el tema del oro. También hay una descripción del oro en tablillas de arcilla mesopotámicas. Sobrevivió un montón de información escrita y física, pero se refiere sobre todo de nuestro tiempo, la quinta civilización, una edad de unos 12-14 mil años =después del diluvio=.
Una amplia gama de artefactos ocultos han salido a la vista, en la costa del Océano Ártico, en los montes Urales, en Siberia, en general, pero este es un tema que describe el primer caso, el de un mundo antediluviano. Allí se puede encontrar evidencia gráfica de mi conclusión de que los dioses estaban enfocados en la provisión del oro como fuente de energía.

-¿Por qué la extracción de oro para los dioses se ha interrumpido?, o ¿continúa todavía?
*Esta pregunta es de interés para muchos investigadores. De acuerdo con las fuentes escritas, la minería de oro se abandonó desde miles de años atrás. Sólo entonces se convertirá en un metal de los reyes, y a partir de allí, también de los plebeyos. Antes de eso, el oro fué prohibida en su extracción y participó sólo en el santuario de homenaje a los dioses. Esto se ve claramente en las antiguas tumbas de personas importantes en las cuales, necesariamente, de una forma u otra, hay oro. Por qué se detuvo la producción es una cuestión aún más complicada de descubrir. Puede haber sido que durante miles de años haya sido suficiente, o bien las batallas entre los distintos grupos de dioses lograron que el ser humano entrara en guerras y ya no puediera ser utilizado como esclavo.
***Sumamente interesante me resulta ésta visión rusa del trabajo de Sitchin y recuerdo que éste tema fué abordado por el amigo Oscar en el Foro Nuevos Tiempos. En mi personal óptica sobre éste tema ustedes conocen ya mi adhesión al trabajo de Sitchin así que no vale la pena redundar, pero sí quisiera agregar mi opinión sobre el tema del oro. Ciertamente, el acopio pudo haber sido los suficiente como para no necesitar seguir extrayéndolo, o bien con el correr de los milenios hallaron otro elemento para suplantarlo, o simplemente Nibiru se volvió irrecuperable para la vida y sus habitantes transmigraron a otros mundos, y como hipótesis final, Nibiru se extinguió por un cataclismo o por guerras internas o interplanetarias. Por el momento es imposible tener certeza sobre esa cuestión. Y del oro en la Tierra, efectivamente pareciera que ese metal quedó especialmente circunscripto a los ceremoniales y rituales de antiguos dioses de nuestra historia y también en las religiones que hoy dominan al mundo. Es como si fuera una especie de *homenaje* a los dioses del oro. Pero si bien podríamos suponer que tanto oro extraído durante milenios por aquellos extraterrestres se hubiera terminado, es incorrecto. Existen grandes minas en la actualidad, se siguen descubriendo otras y se estima que el oro tiene una abundancia media de 0.004 ppm en la corteza terrestre y tambien queda en el manto del suelo, en arenas eluviales. Por citar solo un ejemplo, *Las Cristinas* en Venezuela, situado en el estado de Bolívar, es uno de los mayores yacimientos de oro que quedan en el mundo sin explotar. Es decir que el oro está muy lejos de haber sido extinguido por más que han pasado miles y miles de años de extracción. 
La gran pregunta es..¿para qué se sigue extrayendo oro?
Más allá de lo ritual.
Algunas aplicaciones;

*Funciones críticas en comunicaciones, naves espaciales, motores de aviones de reacción y otros muchos productos.
*Se emplea como recubrimiento protector en muchos satélites debido a que es un buen reflector de la luz infrarroja.
*Su alta conductividad eléctrica y resistencia a la oxidación ha permitido un amplio uso como capas delgadas electrodepositadas sobre la superficie de conexiones eléctricas para asegurar una conexión buena, de baja resistencia.
*El oro coloidal =nanopartículas= es una solución intensamente coloreada que se está estudiando en muchos laboratorios con fines médicos y biológicos. También es la forma empleada como pintura dorada en cerámicas.
*El ácido cloroaúrico se emplea en fotografía.
*El isótopo de oro 198Au, con un periodo de semidesintegración de 2,7 días, se emplea en algunos tratamientos de cáncer y otras enfermedades.
*Se emplea como recubrimiento de materiales biológicos permitiendo ser visto a través del microscopio electrónico de barrido (SEM).
*Se ha iniciado su uso en cremas faciales o para la piel.

Como debemos dudar necesariamente de todo, podríamos pensar que es valioso para su utilización en el ámbito espacial, algo que desvela a nuestra raza, sin embargo, también podríamos pensar en otras razones.
Descarto su extracción exclusivamente para el ritualismo y las aplicaciones anteriormente citadas, y estoy muy convencido de lo siguiente;

El oro como valor primordial de reaseguro.
Todo puede caer en éste mundo de valores, en papel, en moneda, en comercio electrónico, pero si algo no cae jamás es el oro. Es en las bóvedas de los grandes bancos de nuestro planeta donde descansan toneladas de éste metal, bajo las normas de seguridad más celosas y estrictas del mundo. Es decir, que podría acabarse todo lo creado por el hombre, pero el oro está allí…bien guardado y sin ningún tipo de utilización, en lingotes que no cumplen ninguna función más que….
¿Un futuro asegurado?. 
Ésto desencadena en la hipótesis de que la conexión entre aquellos extractores extraterrestres de nuestro oro y nuestra civilización, nunca se cortó. Esas toneladas mezquinamente inútiles que descansan en las inexpugnables bóvedas de los bancos, podrían ser el pasaporte para nuestra élite si las cosas en el planeta un día llegan a ser inevitables para la vida y la continuidad de la misma. 

¿Moneda de cambio para comprar un pasaporte a otro lugar?, podría ser, como también podría ser que nuestro planeta estando tan cerca del Sol sin la misma necesidad que tenía Nibiru, a pesar de ello podría padecer de severos cambios en nuestra estrella y necesitar del oro para *curar* a la Tierra, tal como hacían aquellos habitantes del planeta del cruce.
Sin dudas que el tema del oro y su exagerada extracción no se condice con la utilización y su consumo, por el contrario, el oro es acumulado en su mayor parte, y muy poco es lo que se destina a la manufactura.
Las religiones no lo han abandonado, a manera de mantener viva su adoración a su dios o dioses, y quienes detentan el poder concentrado de nuestra raza, lo guardan celosamente, detrás del misterio, del misticismo, y de las sociedades secretas. Algo encierra el oro que nada tiene que ver con lo poco que sabemos de él, y cuando algo se mantiene en secreto, ya sabemos que allí hay algo que no se desea revelar a la gran mayoría de los que formamos parte de la humanidad. El oro, un misterio que sólo conocen unos pocos.

jueves, 2 de enero de 2014

Riquezas Peruanas de oro e Historia Subastadas en el MUndo

HISTORIA DE UNA SUBASTA O LA SUBASTA DE NUESTRA RIQUEZA 
  
La mañana del 2 de mayo de 2007 muchos peruanos nos enteramos de un nuevo remate de patrimonio nacional en el mercado norteamericano  Los objetos arqueológicos peruanos a rematarse (35 piezas) correspondían a las culturas Cupisnique, Chavín, Paracas, Nasca, Huari, Chimú, Moche e Inka. Fueron presentados en el sitio web de la casa de subastas Christie’s y estaban estimados en un precio base de US $ 350,000 dólares  En el “muestrario” on line reparamos en una pieza en la que identificamos el tema de nuestra intervención en el VII Simposio Internacional de Arte Rupestre (Arica, 2006).
Iniciamos un infructuoso reclamo que damos a conocer como una experiencia que sirva para implementar mecanismos más eficaces. Presentamos un documento al Instituto Nacional de Cultura (INC) para informarle detalladamente sobre el suceso. Nuestro expediente constaba de una carta dirigida a la Directora del INC Cecilia Bákula, imágenes de 21 piezas puestas en remate con sus respectivas descripciones tomadas del catalogo virtual de Christie’s, una ficha de tres páginas denominada “Reporte de atentados contra bienes del patrimonio cultural de la Nación” (formato descargado de la página web oficial del INC) y detallamos la importancia de la pequeña vasija de piedra de estilo “Cupisnique” que había llamado nuestro atención. La documentación completa fue ingresada por mesa de partes del INC el 9 mayo de 2007 (Exp. Nº 07726). Nunca recibimos respuesta.
Ese mismo día decidimos ingresar a las instalaciones del INC y solicitar la pronta atención al expediente debido al corto tiempo que nos separaba del remate, fijado para el 23 de mayo. Se nos informó que si deseábamos recuperar el lote peruano de Christie’s debíamos sustentar que se trataba de piezas sacadas clandestinamente luego de 1997. Se necesitaba probar dicha sustracción ilegal mediante documentos tales como informes o ediciones donde dichas piezas subastadas o muy similares se encuentren publicadas. Dichas referencias debían hallarse para cada una de las 35 piezas del lote peruano, lo cual sólo se lograba con una investigación ad hoc que demandaba más tiempo del que se disponía para detener la venta. Para el caso de la vasija Cupisnique por ser pieza única –y porque fue producto del huaqueo y sacada ilegalmente del país– era imposible conseguir los datos requeridos.
El resto de la historia la seguimos desde los informativos virtuales. El 15 de mayo la denuncia aparece en un importante diario de circulación nacional (http://www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-05-12/ImEcLima0721334.html). El 17 de mayo se ponen en exhibición las piezas de la subasta en el local de Christie’s. Ese mismo día apareció publicada una entrevista a Cecilia Bákula en el diario El Comercio, en donde se expresa que Christie’s ofreció al gobierno peruano retirar de la venta la pieza Cupisnique mas no a las otras 34, “Es un ofrecimiento, no seguro. ¿Por qué esta pieza y no otras? Porque esta es muy reconocida y rarísima. Su subasta sería muy comentada”, explicó Bákula (www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-05-17/ImEcLima0723841.html). El 18 de mayo una noticia de la agencia peruana de noticias Andina afirmaba que el Perú podría recuperar otras dos piezas arqueológicas del remate de Christie’s (www.andina.com.pe/NoticiaDetalle.aspx?id=126491). Ese mismo día Sara Fox relacionista pública de Christie’s responde a una nota virtual sobre el reclamo peruano del siguiente modo: “We have received no information from the Peruvian government or from any other sources which would lead us to believe that any of these lots were stolen or improperly exported out of Peru.” (http://perunews.wordpress.com/2007/05/12/christies-to-auction-grave-robbed-artefacts).
El 23 mayo de 2007, tal como estaba anunciado se llevó a cabo la subasta. Los objetos vendidos y los precios alcanzados fueron publicados en el sitio web de Christie’s, incluida la mentada vasijita Cupisnique inicialmente valorada entre US $ 15 y 20 mil dólares, pero por la que se pagó US $ 33,600 dólares. De acuerdo a la información dada pertenecía a una colección privada de Nueva York desde 1985 y fue probablemente adquirida de Alan Lapiner (http://www.christies.com/LotFinder/lfsearch/LotDescription.aspx?intObjectId=4916288). La venta de Christie’s comprendió en total 125 reliquias procedentes del Perú, Ecuador, Costa Rica y México, y reportó ingresos por 915,000 dólares. De los 35 objetos arqueológicos peruanos sólo se vendieron 24, los que facturaron US $ 180,000 dólares.
El hecho tuvo resonancias posteriores, el 24 mayo apareció una nota en el diario El Comercio en donde se detallaban los sucesos de la subasta, efectuada en vivo y por internet, de modo que por momentos las ofertas de compra se limitaban a la puja de los presentes en el local de Christie’s, pero en ocasiones los ofrecimientos se realizaban por internet, y es que varios coleccionistas (o instituciones) prefirieron ocultarse detrás de una computadora (www.elcomercioperu.com.pe/EdicionImpresa/Html/2007-05-24/ImEcTemaDia0727653.html). El 26 de mayo el Presidente de la República Alan García lanzó la idea de comprar los objetos subastados a sus actuales dueños declarando que en el futuro, “tenemos que darnos maña para identificar (las piezas) antes que se anuncien las ventas” (www.larepublica.com.pe/content/view/158954). Por su parte, Helí Peláez, cónsul peruano en Nueva York, lamentó la venta e informó que el INC y la Cancillería coordinan una nueva estrategia para recuperar las piezas (www.larepublica.com.pe/content/view/158514/30). Tres años después no sabemos nada sobre los resultados de esa “estrategia”.

Otro enfoque del suceso

Analizaremos la pequeña vasija Cupisnique, parte del lote vendido por Christie’s el 23 de mayo de 2007. Las tres vistas del catálogo virtual de la subastadora nos permitieron observarla desde ángulos diferentes percatándonos de la mayor parte de sus características, entre ellas, su compleja iconografía. Aprovechamos esta circunstancia para ensayar una aproximación a sus características y posible significado (2).

El objeto

De acuerdo a la información divulgada la pieza está confeccionada de esteatita. Un mineral cuya coloración varía entre el verde manzano, gris, blanco y blanco de plata con un grado de dureza 1-1.5 en la escala de Mohs, es decir, es muy blando y se le cataloga como una variedad de talco. El diámetro del pequeño recipiente alcanzó 5.4 cm. En una etapa final, se habrían ejecutado los complejos diseños de la iconografía. El campo decorativo cubre la totalidad de la superficie de la pequeña vasija, incluso la base redondeada, de modo que la pequeña pieza ofrece –en una primera impresión– el aspecto de estar completamente decorada con múltiples diseños en relieve.

Las imágenes

Uhorror vacui le otorga sofisticación al estilo y refuerza el aspecto enrevesado de las imágenes las que son en realidad la integración de dos motivos centrales en la iconografía andina precolombina, el felino y la serpiente. La vista “a” corresponde a un cuerpo alargado y curvo con una serie de círculos sucesivos. De éste emerge una garra que se proyecta hacia abajo sobre la prolongación del cuerpo central, el cual gira hacia abajo para tornarse hacia la zona ventral. Tres apéndices de aspecto escalonado se disponen haciendo base en la parte superior del cuerpo encorvado. Los trazos son flexibles y redondeados, lo cual va en armonía con el conjunto de la representación. Hacia el lado derecho de la vasija se percibe una garra con tres dedos de la que surge una figura a manera de gancho de ancha base. Esta parte de la imagen se observa con mayor claridad en la siguiente vista en donde se repite y continúan los diseños.

Vista a.
La vista “b” muestra el perfil izquierdo de una cabeza de felino con ojo redondo y escleróticas a manera de aletillas que terminan en puntas. Tres apéndices alargados surgen del hocico abierto del animal que no muestra dientes. Una figura estilizada que combina trazos rectos formando un rectángulo y una curva se adosa en la parte superior de la cabeza felínica que mira hacia arriba y se articula con el cuerpo alargado con círculos inscritos descrito en la vista “a”. Se observan los grandes círculos estampados sobre el cuerpo que articula con la cabeza del felino.

Vista b.
La vista “c” muestra los diseños de la base de la vasija. En donde son claramente visibles dos cuerpos decorados con círculos inscritos del cual surgen dos garras de tres uñas que sujetan el cuello de serpientes formadas por la prolongación de estos cuerpos alargados vueltos hacia sus vientres. La disposición de los dos motivos centrales indica que ocupan las mitades opuestas del cuerpo de la vasija de manera que las cabezas de serpientes se encuentran en el centro de la base con las fauces cerradas pero de las que brotan lenguas bífidas.

Vista c.

Una propuesta

Un calco desde las fotografías puestas on line permitió obtener dibujos de los diseños de las tres vistas de la vasija Cupisnique. Posteriormente, se compararon y articularon las imágenes según mostraban la continuidad de sus rasgos en cada una de las vistas.

Dibujo de la vista b.

Dibujo de la vista a

Dibujo de la vista c
De este modo, se hicieron coincidir los rasgos aportados por las tres vistas y se ensayó una figura que reunía en una sola representación las partes mostradas por separado obteniéndose un ser híbrido felino-serpiente que fue doblemente representado en cada mitad de la vasija y dispuestos en sentido opuesto.

Propuesta reconstructiva de Ser Híbrido Felino-Serpiente
Hasta donde se conoce este tipo híbrido felino-serpiente es único, sin embargo, los rasgos de la cabeza del felino y la garra de tres uñas se pueden remontar hasta aquellos de la denominada “Serie Sechín” (Bischof, 1994). Esta serie-tipo sería el primer ensayo de representaciones felínicas en múltiples soportes y asociadas a ornamentos de complejos monumentales (Falcón y Suárez, 2009). Puede agruparse, asimismo, con representaciones híbridas de seres sobrenaturales que habrían surgido en la costa norte del Perú correspondientes al estilo “Chavín A” de Bischof (1994: 181-186), el cual grosso modo se ubica entre 1500-1000 a.C. (Ibíd: 188).

Diseño de Ave-Felino en vaso lítico procedente de Limoncarro, Valle de Jequetepeque (Bischof, 1994:216. Fig. 19d).
Podríamos seguir detallando relaciones estilísticas de la iconografía de la vasija de esteatita rematada por Christie’s con mayor minuciosidad, pero no es el caso en un trabajo como este que enfoca la problemática del arqueotráfico nacional e internacional. Esperamos que los que la poseen sepan apreciarla más allá de la sensación que causa tener un objeto raro, exótico y de un país lejano, pero desligado de lo único que le queda, la historia de sus imágenes, la que únicamente se puede descubrir con el estudio del proceso de su surgimiento en el seno de la sociedad precolonial andina.
La pieza procedería de la costa norte, muy probablemente del valle bajo del río Jequetepeque (departamento de La Libertad). Se puede saber que forma parte de un conjunto selecto y muy limitado de objetos del mismo material y estilo, pero de diferente iconografía, vale decir, cada pieza habría sido única aún en aquellos tiempos (Burger y Salazar-Burger, 1982). Se puede ver que fue un ensayo exitoso de la integración de dos seres poderosos que se fundieron en la mente del artífice para representar el poder de lo sobrenatural, heredera de una tradición mítica que nació hace unos cuatro mil años cuando sobre los muros del Templo de Barro de Cerro Sechín (valle de Casma, departamento de Ancash) los primeros artistas del pincel ejecutaban murales de pumas feroces saltando sobre la entrada del sancta sanctorum para organizar una escenografía sobrecogedora y aplastante que garantizara la sujeción de los creyentes. Finalmente, sus imágenes formaron parte de un proceso que tuvo su pináculo en el templo de Chavín de Huántar (ca. 1,200-200 a.C.) con su panteón de dioses felinizados y ahora considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad.

La raza mochica y el oro

El oro y el lugar de raza mochica
Se cuenta que uno de estos agricultores de Santiago de Cao tenía una chacra para el sembrío; a la margen del terreno se levantaba una inmensa huaca, hechura de los antiguos pobladores de lugar de raza mochica (aquí se refiere a la huaca Partida); pues valiosos son los restos dejados por los indígenas moradores diseminados por los contornos del valle. La huaca permanecía como un elevado montículo de tierra y adobes milenarios sin que el poseedor de las tierras tuviera la curiosidad de averiguar qué contenía en sus profundidades ni advertía ningún misterio; la gran huaca permanecía inconmovible ante la indiferencia del dueño.
La huaca Partida de donde se cree salía o entraba el carretón de oro. Vean el orificio al centro.
Cierto día, movido por el interés de ver el contenido de la huaca, el agricultor se acercó a ella y empezó a examinarla, abrió un forado y penetró muy cerca de las misteriosas habitaciones en la profundidad del arcaico monumento; cual no sería su sorpresa que en el interior de una inmensa habitación revestido de un material que parecía espejos que proyectaban luces en diversas direcciones, al centro de la gran sala permanecía una enorme carreta de oro atada a una yunta de toros también de oro con su gañán (un indígena ataviado de luminosas vestiduras del mismo rico metal). Al contemplar esta valiosa carreta que significaba inmensas riquezas, el agricultor tuvo el temor de penetrar cerca del hallazgo y retornó a la población para avisar a sus compadres y concurrir juntos a la huaca para extraer el valioso tesoro.
La noche había caído en el valle, las sombras habían cubierto el paraje; ayudados por linternas lograron llegar cerca de la huaca que se destacaba en la oscuridad. Cuando estuvieron muy cerca y divisaron el carretón de oro, sucedió un acontecimiento mágico, el gañán despertó de su encantamiento, aguijoneó la yunta y emprendió veloz retirada con dirección a la Huaca Prieta (obra del Hombre de Huaca Prieta que es más antiguo que los hombres mochicas) donde se internó sin dejar ninguna huella. El recorrido de una huaca a la otra se hizo en medio de una intensa luminosidad irradiada por el oro en contacto con el cielo estrellado, y todo el valle permaneció unos instantes iluminado hasta que el carretón se sepultó en las profundidades de la huaca.
En la mente de los que vieron aquel misterioso carruaje aparecido, cuenta la tradición, empezaron a trabajar durante la noche para buscar el preciado tesoro escondido en la huaca Prieta. Muchas semanas y hasta meses demoraron para abrir alguna trocha y tratar de penetrar a las entrañas del monumental resto arqueológico que aún se mantiene intacto junto al mar. Algunas huellas de excavaciones hechos por los huaqueros han deteriorado parte de este monumento histórico.

Después de meditar ante la riqueza que se ofrecía a su vista optaron por acercarse más donde se encontraba el famoso Carretón de Oro, y cuál no sería la sorpresa de los buscadores de tesoros que se repitió el acontecimiento; el gañán despertó de su encantamiento, aguijoneó la yunta se desplazó por sobre los descubridores como visión alada alejándose con dirección al mar. Los presentes vieron que el carretón arrastrado por la yunta y dirigida por su gañán, abrió un amplio camino entre las aguas….y se perdió en la inmensidad con dirección a la isla Macabí en el océano Pacífico.
Un atardecer en la playa El Brujo donde, según esta versión, el carretón partió de la huaca Prieta con dirección al mar de Grau.

…...La superstición pueblerina piensa que aquel encantado botín significa la riqueza del pueblo que algún espíritu beneficio quiso entregarle a la persona que había realizado muchos beneficios a los humildes y se había purificado ante los altares del Supremo Hacedor (Dios). Su descubrimiento por alguien que no merecía recibir tanta fortuna fue causa para que se perdiera en la inmensidad del mar y se mantenga en el encanto.

….El carretón: significa la riqueza de la tierra, la yunta: el esfuerzo por conseguir el progreso: y el gañán: el trabajador infatigable para las tareas agrícolas. Se descubra a los ojos de los habitantes del lugar que la negligencia acarrea atrasos y que sólo el trabajo constituye el principal móvil para alcanzar el desarrollo y el progreso.

El Carretón de Oro

El Carretón de Oro

El Carretón de Oro

Sobre un relato que, hasta el momento, puse atención a dos versiones.

Primera versión 

Hace muchísimos años los habitantes de la Villa de Santiago de Cao estaban acostumbrados a ver, en las noches de luna llena, un deslumbrante carretón de oro jalado por un par de robustos bueyes. Este carretón encantado salía de una de las huacas colindantes con el pueblo, se desplazaba por las orillas de la playa El Charco y siguiendo el rumbo al norte se perdía en una de las huacas que tiene el solitario paraje denominado El Brujo.
Nadie, ni los huaqueros más celebrados, trataron de interceptar su paso o desenterrarlo. Por ser un pueblo sumamente católico, sabían a lo que se exponían, pues pensaban que el oro estaba emparentado con el demonio.
 Bueyes parecidos a éstos se habla en el relato (foto que tomé del Museo Chiclín-2010).

Recién el siglo XIX, por los años de la invasión chilena, se despertó la ambición por apoderarse del carretón de oro. Un grupo de invasores chilenos, enterados de su existencia se propusieron desenterrarlo y llevarse a su país el carretón de oro encantado. Esa noche la luna estaba en su pleno esplendor, sólo el rumor de las olas del mar rompía el monótono silencio de la espera. Desde temprano había estado haciendo guardia al pie de la huaca de donde lo veían salir.

Pasada la medianoche y cuando ya todos estaban desanimados y cansados, surgió rutilante el carretón de oro. Los chilenos lo siguieron a corta distancia para no romper el embrujo y perderlo de vista. Lo vieron desplazarse raudo por la orilla del mar en dirección a El Brujo. Pasó de largo la Huaca Prieta y se introdujo en la que hoy se le conoce como “Huaca Partida” o “Huaca El Brujo”(1).

Sin pérdida de tiempo comenzaron a cavar la huaca y después de un enorme esfuerzo lograron desenterrarlo. Atónitos y satisfechos, los chilenos pudieron comprobar que el carretón era de oro macizo. Tratando de reponer energías, decidieron tomarse un descanso antes de cargar su preciado tesoro.
Las primeras horas del día empezaban a disipar las sombras de la noche. Para evitar que el carretón se les escapara, tuvieron el cuidado de asegurarlo con sogas y estacas. Sucedió sin embargo que al despuntar el día, el carretón cobró vida y empezó a movilizarse. Rompió las ataduras y se desplazó con dirección a la playa. Los chilenos al darse cuenta de que se les escapaba, corrieron desesperados tratando de darle alcance.

El carretón de oro a medida que se desplazaba cobraba mayor velocidad. Descendió la cuesta y dando tumbos llegó a la orilla del mar. Siempre perseguido por los chilenos, el carretón de oro se internó en el mar y surcando sus aguas se perdió en sus profundidades.

martes, 10 de diciembre de 2013

oro manchado de sangre

EL ORO NECRÓFILO
El oro recogido por los españoles en Cajamarca y el Cuzco, no obstante su caudalosidad, no fue sino una mínima parte de la riqueza incaica. "No fue sino muy pequeña parte de lo que de estos tesoros vino en poder de los españoles", afirma el padre Cobo. "La mayor parte de sus riquezas–dice Garcilaso– la hundieron los indios, ocultándola y enterrándola de manera que nunca más ha parecido". Y Cieza refería que Paullo Inca le dijo en el Cuzco que, "si todo el tesoro de huacas, templos y enterramientos se juntase, lo sacado por los españoles haría tan poca mella, como se haría sacando de una gran vasija de agua una gota della", o de una medida de maíz un puñado de granos. Los españoles se llevaron el oro de los templos y palacios que los indios no alcanzaron a esconder, pero no vislumbraron la enorme riqueza sepultada en las tumbas. El hombre del Incario se preocupó tanto o más de la morada eterna que de la provisoria de la vida. En el Perú antiguo hubo más necrópolis que ciudades y estas ciudades estaban plenas de tesoros maravillosos. Los señores y caudillos se enterraban con todo su atuendo de mantas lujosas, vajilla de oro y plata, joyería de perlas, turquesas y esmeraldas, ollas y cántaros de barro y de oro. Se creía que quien no llevaba mucho a la otra vida, lo pasaría muy pobre y desabridamente. Había que pagar, como en el mundo clásico europeo, el pasaje a Carón, el barquero de las tinieblas.
Desde el día siguiente de la conquista surgen las leyendas de tesoros ocultos que alucinan a tesauristas empeñosos y a aventureros de la imaginación. Tras del resonante desentierro del tesoro del cacique de Chimú y de la huaca de Toledo, crece la fiebre funeraria de los conquistadores vacantes. Se habla de los tesoros enterrados en Pachacamac, del tesoro de Huayna Cápac enterrado en el templo del Sol, de los de Curamba y de Vilcas, de los tesoros de doña María de Esquivel y de la cacica Catalina Huanca en el cerro del Agustino, veinte veces perforado inútilmente por los huaqueros.
El poder moral de los frailes reacciona contra la profanación de tumbas y aparece la admonición de fray Bartolomé de las Casas, que defiende los cuerpos y las almas de los indios en De Thesauris qui reperientur in sepulchrum Indorum, y el implacable papel Duda sobre los tesoros de Caxamalca que incita a los encomenderos y dueños de tesoros, minas y heredades, a recibir la ceniza sobre la frente y devolver lo arrebatado a los indios so pretexto de idólatras y enemigos de Dios. Está próximo el arrepentimiento y la baladronada póstuma del testamento de Mancio Serra de Leguísamo y las mandas contritas de Francisco de Fuentes en Trujillo, azuzado por su confesor, para devolver todo el oro manchado con la sangre de Atahualpa. Va llegando la hora prevista por Gómara para los que mataron al Inca, en que, castigados por el tiempo y sus pecados, acaben mal.
Ninguno de los tesoros famosos clamoreados en el siglo XVI apareció ante sus pesquisadores. No hallaron el tesoro de Huayna Cápac el tesorero de Arequipa, ni sus socios fray Agustín Martínez y Juan Serra de Leguísamo, autorizados por cédulas reales de 1607, 1608 y 1618, para excavar en el templo del Sol en pos de sus ilusos derroteros. Tampoco pudo nadie llegar a la cumbre nevada del Pachatusan, donde 300 cargas de indios Antis, portadores de oro en polvo y en pepitas, fueron enterrados por orden de Túpac Yupanqui. Ni la plata y el oro sepultados por los indios de Chachapoyas o los de Lampa, que escondieron los caudales que conducían 10 mil llamas y que buscaba aún en la hacienda Urcunimuri, en 1764, un soñador autorizado por el Virrey. Hay una estampa de la época que podría iluminarse con la luz dudosa de un candil, en la que un individuo vendado es conducido a una cueva en que el oro está tirado por los suelos en tinajas, cántaros y alhajas de todo género, que un cacique generoso pone a su disposición.

la ambicion de pizarro al botin de oro

EL BOTÍN DE ORO DE PIZARRO
La cruzada de sangre y oro de la conquista llegó con Pizarro a Cajamarca y desbarató, en el espacio de cincuenta minutos, con ciento sesenta y ocho aventureros haraposos, al invicto ejército incaico de treinta mil hombres, que había conquistado toda la América del Sur, como tres siglos más tarde el Imperio español, en que no se ponía el sol, sería desbaratado en cincuenta y cinco minutos de combate por ochocientos peruanos, en el campo de Junín. De la captura del Inca, en medio de su corte enjoyada en lo alto de su litera impasible, cargada por los estoicos Lucanas, arranca el río de oro alucinante que lleva el nombre del Perú a los confines del mundo occidental. Y no fue mentira el relato fabuloso de los cronistas, ni de los humanistas europeos o los comerciantes genoveses o venecianos que en Sevilla vieron el desfile del fantástico botín y lo divulgaron por Europa con cifras de envidia. Aquel día, en aquel rincón andino del Perú, la historia del mundo había dado un salto o un viraje: el oro americano, principalmente el del Perú, iba a transformar la economía europea, porque al aumentar el circulante y producir la repentina alza de los precios, iba a surgir el auge incontrolado del dinero y del capitalismo.
Jerez y Pedro Sancho, secretarios de Pizarro, describieron en sus crónicas –que se tradujeron y adaptaron en publicaciones europeas– el botín obtenido por Pizarro en Cajamarca y el Cuzco. El primer botín de la cabalgata sudorosa y jadeante, que recorre el campo de Cajamarca y saquea el campamento del Inca, es de 80 mil pesos de oro y siete mil marcos de plata y 14 esmeraldas. "El oro y plata se hubo –dice, maravillado, el escribano Xerez, Secretario de Pizarro, informando oficialmente al Rey– en piezas monstruosas y platos grandes y pequeños y cántaros y ollas y braceros y copones grandes y otras piezas diversas". Atabalipa –el Inca preso– dijo a los españoles que todo esto y mucho más que se llevaron los indios fugitivos "era vajilla de su servicio".
El Inca, astuto y sutil, en quien los españoles se espantarían "de ver en hombre bárbaro tanta prudencia", comprendió que el oro, buscado ansiosamente por la soldadesca era el precio y el talismán de su vida e hizo espectacularmente, el ofrecimiento fabuloso que llenó de asombro a su siglo y a la historia: llenar la sala de su prisión, de 22 pies de largo por 17 de ancho, de cántaros, ollas, tejuelos y otras piezas de oro y dos veces la misma extensión de plata, hasta la altura de "estado y medio". Del Cuzco, de donde debía, traerse el oro a Cajamarca había, por lo menos, cuarenta días de ida y vuelta, con los que el Inca había ganado una prórroga efectiva de su vida, plazo dentro del que sus generales de Quito y del Cuzco podrían reaccionar y aplastar a aquella cohorte andrajosa de jinetes que, para custodiar al Inca y el precario botín del día de su captura, tenían que velar todas las noches, con armaduras y sobre el caballo, en atisbo de la emboscada india.
El resplandor del oro alumbra, al par que los hachones nocturnos, a los actores de ambos bandos de aquella dramática pugna y zozobra. Por los caminos incaicos empiezan a llegar las acémilas humanas cargadas de oro y plata. Cada día llegan cargas de treinta, cuarenta y cincuenta mil pesos de oro y algunos de sesenta mil. Los tres comisionados de Pizarro que llegan al Cuzco, ordenan deschapar las paredes del Templo del Sol y los palacios incaicos de sus láminas de oro. Y parten para Cajamarca la primera vez 600 planchas de oro de 3 a 4 palmos de largo, en doscientas cargas que pesaron ciento treinta quintales y, luego, llegaron sesenta cargas de oro más bajo, que no se recibió por ser de 7 u 8 quilates el peso. Más tarde llegó todo el oro recogido por Hernando en la "mezquita" de Pachacamac.


el imperio de huaynacapac y el oro

EL IMPERIO DE HUAYNA CÁPAC Y SUS HITOS DE ORO
El gran instante jubilar del Imperio, en orden a la riqueza y el despliegue de un lujo oriental, es el del Inca Huayna Cápac. La plaza del Aucaypata, en el Cuzco, resplandece de oro, plata, sederías de cumbi y de plumas y de piedras preciosas. Los palacios desnudos de los Incas antiguos y patriarcales se llenan de decoraciones imprevistas, cercos de oro, puertas de jaspe y de mármol de colores, y motivos escultóricos de lagartijas y mariposas y culebras grandes y chicas que parecían "andar subiendo y bajando por ellas". El ejército incaico presenta sus cincuenta mil hombres armados de oro y plata. En el centro de la plaza se levanta un dosel o teatro "cubierto de paños de plumas llenos de chaquira y mantas grandes de tan fina lana, sembrados de argentería de oro y pedrería". Allí va a posarse, sobre un escaño de oro, la imagen del sol. "Tenemos por muy cierto –dice el cronista Cieza– que ni en Jerusalén, ni en Roma, ni en Persia, ni en ninguna parte del mundo, por ninguna república ni rey del se juntaba en un lugar tanta riqueza de metales de oro y plata y pedrería como en esta plaza del Cuzco". Para rematar y circuir la gloria áurea de la plaza y del Imperio, el Inca Huayna Cápac manda forjar una maroma o cadena de oro de trescientos cincuenta pasos de largo, para que los indios bailen asidos de ella alrededor de la gran plaza del Cuzco, al cantarse las hazañas y glorias de sus antepasados. Y, en los remotos confines del Imperio mandó colocar dos "porras de oro y plata" en la raya de Vilcanota, como reto y defensa mágica contra los Collas, y en el Ancasmayo, en la frontera indómita de los Pastos, "ciertas estacas de oro", como alarde de soberbia y señorío.
Acaso si toda la lucha del mundo y de la historia, el surgir y caer de los Imperios, no sea, como dijo el inglés Carlyle, sino una etapa de la interminable y gigantesca lucha de la fe contra la incredulidad. Parece que el Incario se incorporara dentro de esta norma, porque su grandeza y poderío comienza con un acto de fe, en el momento en que la barreta de oro de Manco Cápac se hunde en la tierra fértil y promisoria del Cuzco, donde habrían de surgir la urbe y el estado imperial; y su estrella se nubla y declina cuando los dos hijos bastardos del Inca, Huáscar y Atahualpa, mandan, el uno destruir las huacas y las momias del Cuzco, y el otro golpea y azota con una alabarda de oro al sacerdote de la huaca de Huamachuco, que le previene una catástrofe inevitable y cercana.

lunes, 9 de diciembre de 2013

LOS INCAS Y SU MITICO TESORO

EL ORO: MITO INCAICO
Los Incas no inventaron las técnicas del oro; pero el oro fulgura, desde el primer momento de su aparición, en el valle de Vilcanota en los mitos de Tamputocco y Pacarictampu, como atributo esencial de su realeza, de su procedencia solar por la identificación de sol y oro en la mítica universal y de su mandato divino. Una fábula costeña, adaptada en la dominación incaica, relataba que del cielo cayeron tres huevos, uno de oro, otro de plata y otro de cobre, y que de ellos salieron los curacas, las ñustas y la gente común. El oro es, pues, señal de preeminencia y de señorío, de alteza discernida por voluntad celeste. Los fundadores del Imperio, las cuatro parejas paradigmáticas presididas por Manco Cápac, usan todavía la honda de piedra para derribar cerros, pero traen ya, como pasaporte divino, sus arreos de oro para deslumbrar a la multitud agrícola en trance de renovación. Los cuatro hermanos Ayar portan alabardas de oro, sus mujeres llevan tupus resplandecientes y en las manos auquillas o vasos de oro para ofrecer la chicha nutricia de la grandeza del Imperio. La figura de Manco, el fundador del Cuzco y de la dinastía imperial incaica, fulge de oro mágico solar y sobrenatural. Una fábula cuzqueña refiere que la madre de Manco colocó en el pecho de éste unos petos dorados y en la frente una diadema y que con ellos le hizo aparecer en la cumbre de un cerro, donde la reverberación solar le convirtió ante la multitud en ascua refulgente y le consagró como hijo del sol. En los cantares incaicos el dios Tonapa, que pasa fugitivo y miserable por la tierra, deja en manos de Manco un palo que se transforma luego en el tupayauri o cetro de oro, insignia imperial de los Incas. Manco sale en la leyenda de Tamputocco de una ventana, la Capactocco, enmarcada de oro, y marcha llevando en la mano el tupayauri o la barreta de oro que ha de hundirse en la tierra fértil y que le ha de defender de los poderes de destrucción y del mal. Mientras sus hermanos son convertidos en piedra, él detiene el furor demoníaco de las huacas que le amenazan y fulmina con el tupayauri a los espíritus del mal que se atraviesan en su camino. En retorno, cuando Manco manda construir la casa del Sol –el Inticancha–, ordena hacer a los "plateros" una plancha de oro fino, que significa "que hay Hacedor del cielo y tierra" y la manda poner en el templo del Sol y en el jardín inmediato a éste, a la vez que hace calzar de oro las raíces de los árboles y colgar frutos de oro de sus ramas.
El oro se convierte para los Incas en símbolo religioso, señal de poderío y blasón de nobleza. El oro, escaso en la primera dinastía, obtenido penosamente de los lavaderos lejanos de Carabaya, brilla con poder sobrenatural en los arreos del Inca –en el tupayauri, los llanquis u ojotas de oro, la chipana o escudo y la parapura o pectoral áureo– y se reserva para las vasijas del templo y la lámina de oro que sirve de imagen del sol colocada hacia el Oriente, que debe recibir diariamente los primeros rayos del astro divino y protector. La mayor distinción y favor de la realeza incaica a los curacas aliados y sometidos, será iniciarles en el rito del oro, calzándoles las ojotas de oro y dándoles el título de apu. Y los sacerdotes oraban en los templos para que las semillas germinasen en la tierra, para que los cerros sagrados echasen oro en las canteras y los Incas triunfasen de sus enemigos.
Los triunfos guerreros de los Incas encarecen el valor mítico del oro y su prestancia ornamental. El Inca vencedor exige de los pueblos vencidos el tributo primordial de los metales y el oro que ha de enriquecer los palacios del Cuzco y el templo de Coricancha. Todo el oro del Collao, de los Aymaraes y de Arequipa, y por último del Chimú, de Quito y de Chile, afluye al Cuzco imperial. Los ejércitos de Pachacútec vuelven cargados de oro, plata, umiña o esmeraldas, mulli o conchas de mar, chaquira de los yungas, oro finísimo del Tucumán y los Guarmeaucas, tejuelos de oro de Chile y oro en polvo y pepitas de los antis. El mayor botín dorado fue, sin embargo, el que se obtuvo después del vencimiento del señor del Gran Chimú, en tiempo de Pachacútec. El general Cápac Yupanque, hermano del Inca y vencedor de los yungas de Chimú, reúne en el suelo de la plaza de Cajamarca –donde más tarde habría de ponerse el sol de los Incas, con otro trágico reparto– el botín arrebatado a la ciudad de Chanchán y a los régulos sometidos al Gran Chimú y a su corte enjoyada y sensual, en el que contaban innumerables riquezas de oro y plata y sobre todo de "piedras preciosas y conchas coloradas que estos naturales entonces estimaban más que la plata y el oro".

metalurgia americana

GÉNESIS DE LA METALURGIA AMERICANA
La aparición de la metalurgia fue una hazaña cultural de la América del Sur, según Paul Rivet. En México sólo aparecen los metales hacia el siglo XI. El mundo maya tuvo una industria metalúrgica muy rudimentaria y sólo los del "segundo imperio" trabajaron el oro y conocieron el cobre, pero no el bronce. La utilización del oro nativo y del cobre es, en cambio, general en la región andina de Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia y parece que se generó en el interior de la Guayana y en la costa del Perú. El oro fue utilizado en el Perú antes que el cobre. En Nazca y Chavín se da el oro en los estratos más antiguos; el cobre era, en cambio, desconocido hasta el siglo IV, a la aparición de la civilización de Tiahuanaco y en el antiguo Chimú. La técnica de la tumbaga –aleación del oro con el cobre– llamada también guanin, es típica de toda la zona del Caribe, desde el comienzo de la Era Cristiana. "En las Antillas y Tierra Firme –escribe Oviedo– los indios lo labran y lo suelen mezclar con cobre o con plata y lo abajan segund quieren". Los Chibchas son los propagadores de ella y quienes perfeccionan las técnicas de la puesta en color, laminado del oro, soldadura autógena, soldadura por aleación y modelado a la cera perdida. Esta técnica se propaga al Ecuador y a la costa peruana, según Rivet, muy afecto a una génesis caribe de la metalurgia americana.
Los Chimús desarrollaron una de las más avanzadas técnicas del oro, el que trataron por fundición, al martillo, soldadura, remache y repujado. En la costa del Perú se desarrolló, esencial y originariamente, la metalurgia de la plata, desde la época de Paracas, la que sólo se conoce en la alta meseta perú-boliviana en el segundo período de Tiahuanaco y en el Ecuador de la época incaica. El bronce, por último, proviene, según Rivet, del segundo período de Tiahuanaco y sólo aparece en la costa en el último Chimú y en el Ecuador en la época incaica. Los principales propagadores del bronce, son los Incas, que lo llevan a todas las provincias sometidas a su imperio.

domingo, 8 de diciembre de 2013

el oro en los rios

NO HAY RÍO SIN ORO
En el Perú primitivo hubo también el oro de los ríos y de las vetas subterráneas. Los primeros cronistas y geógrafos mencionan las minas de Zaruma en el Norte, detrás de Tumbes, y las de Pataz, que proveerían a los orfebres del Chimú; y hacia el interior, en Jaén de Bracamoros, Santiago de las Montañas, el Aguarico célebre por sus arenas de oro, el Morona, la tierra de los Jíbaros y la de los Chachapoyas. En Huánuco, a diez jornadas de Cajamarca, dice la crónica de Xerez, y en el Collao hay ríos que llevan gran cantidad de oro. En la región de Ica debieron existir yacimientos o criaderos de oro en Villacurí, en Guayurí, en Porum y en Nazca; y en la de Apurímac, los de Cotabambas, explotados más tarde. Las minas más ricas, según Xerez "las mayores", eran las de Quito y Chincha; y el cronista oficial Pedro Sancho habla, en 1534, de las minas de Huayna Cápac en el Collao, que entran cuarenta brazas en la tierra, las que estaban custodiadas por guardas del Inca. El oro más puro del Perú fue el del río San Juan del Oro, en Carabaya, que alaban el Padre Acosta, Garcilaso y Diego Dávalos y Figueroa, por ser el más acendrado y pasar de veinte y tres quilates. Carabaya es la región aurífera por excelencia del Perú, el último trofeo de su opulencia milenaria. El cuadro geográfico de Carabaya se acomoda, por su adustez y hostilidad, a la mística metalúrgica, porque una inmensa muralla de cerros nevados y ventisqueros separa la altiplanicie, en que se hallan ciudades como Crucero –donde el agua se hiela en las acequias y se recoge en canastas, según don Modesto Basadre– de la región húmeda y tropical, hacia la que descienden, casi perpendicularmente, por graderías, los ríos que van al Inambari y al Madera, afluentes del Amazonas y que llevan sus aguas cargadas de cuarzo aurífero. En los valles de Carabaya, donde las lluvias torrentosas arrastran árboles y tierra formando aluviones inmensos de agua y tierra rojiza, se hallan los lavaderos de oro Huari-Huari y de Sandia, de San Juan del Oro, de Aporoma, de San Gabán, de Challuma, Huaynatacoma, Machitacoma, Coasa, Marcapata y los cerros famosos de Cápac Orco y de Camanti, que alucinó éste último algunos espejismos republicanos. Esta región inmisericorde, azotada por el viento y las aguas y por las apariciones sorpresivas del jaguar, fue también arrasada por los indios selváticos que degollaron en 1814 a los mineros de Phara a golpes de maza, destruyeron las labores de oro de San Gabán, masacraron a los obreros de Tambopata y en el cerro de Camanti, famoso mineral de oro desde la conquista, mataron los indios Chunchos a un capataz inglés, asaltándole a la salida de su casa y dejándole muerto, de pie y sostenido por las flechas que le enclavaron contra la pared.

PERU Y SUS LEYENDAS DEL ORO



LA LEYENDA ÁUREA
Un mito trágico y una leyenda de opulencia mecen el destino milenario del Perú, cuna de las más viejas civilizaciones y encrucijada de todas las oleadas culturales de América. Es un sino telúrico que arranca de las entrañas de oro de los andes. Millares de años antes que el hombre apareciera sobre el suelo peruano, dice el humanista italiano Gerbi, el futuro histórico del Perú estaba escrito con caracteres indelebles de oro y plata, cobre y plomo, en las rocas eruptivas del período terciario. Los agoreros astrólogos egipcios, los shamanes indios o los sacerdotes taoístas de la China misteriosa e imperial habían establecido ya, milenios antes, la supremacía del oro sobre los demás metales; y el propio desencantado poeta del Eclesiastés reconoció la plata y el oro como "tesoro preciado de reyes y provincias". Los metales eran semejantes a seres vivos que crecían, como las raíces de los árboles bajo la tierra, y maduraban, diversamente, en las tinieblas telúricas, regidos por los astros y el cuidado de Dios. La plata crece bajo el influjo de la Luna, el cobre bajo el de Venus, el hierro bajo el de Marte, el estaño bajo el de Júpiter y el plomo, pesado y frío, bajo el de Saturno. Pero sólo el oro, que recibe del Sol sus buenas cualidades, que no se menoscaba, ni carcome, ni envejece, es el símbolo de la perfección y de la pureza y emblema de inmortalidad. El plomo y los demás metales que buscaban ser oro son como abortos, porque todos los metales hubiesen sido oro –dice Ben Johnson– si hubiesen tenido tiempo de serlo. Pero, el oro, a la par de su primacía solar y su poder de preservar del mal y de acercar a Dios, implica, en la hierofanía del Cosmos, un azaroso devenir en el que juegan los agentes de disolución y dolor y en que se retuerce un sentimiento agónico de muerte y resurrección. Es el destino azaroso de este "pueblo de mañana sin fin", de este "país de vicisitudes trágicas", que vislumbró el poeta español García Lorca cuando dijo : "¡Oh, Perú de metal y de melancolía!".
Todos los mitos de la antigüedad sobre riquezas fabulosas y las alucinaciones de la Edad Media sobre islas Afortunadas o regiones de Utopía y ensueño y todas las recetas arcanas y la experiencia mágico-religiosa de los alquimistas medioevales para trasmutar los metales en oro, se esfuman y languidecen en el siglo XVI, ante el hallazgo de asombro del Imperio de los Incas y de los tesoros del Coricancha. Pudo decirse que, en la imaginación de los filósofos que soñaron la Atlántida o de los cosmográfos y pilotos que buscaban el camino de Cipango, hubo, ya, una nostalgia del Perú. Pizarro es el único argonauta de la historia que le tuerce la cabeza al dragón invencible que custodia el Toisón de Oro y rompe en mil pedazos la redoma de la ciencia esotérica medioeval para obtener la Piedra Filosofal, ya innecesaria. El Perú sobrepasa, con sus tesoros, la fama de la Cólquida y de Ofir. Es el único Vellocino hallado y tangible de la conquista de América. El Inca Atahualpa, avanzando en su litera áurea por la plaza de Cajamarca, entre el rutilante cortejo de sus soldados armados de petos, diademas y hachas de oro, o llenando de planchas y vasijas de oro el cuarto del rescate, es el único auténtico Señor del Dorado.
Se explica bien, entonces, las noticias escalofriantes de los cronistas, el asombro europeo de los humanistas, portulanos y gacetas y la hipérbole de los poetas e historiadores. Las noticias que llegan del Perú, escribe desde Panamá el Licenciado Espinosa al Rey, apenas apresado el Inca en Cajamarca, "son cosa de sueño". Gonzalo Fernández de Oviedo, que ha visto y palpado durante veinte años, desde Santo Domingo y Panamá, para ponerlas en su Sumario de la natural historia de las Indias, todas las riquezas naturales halladas en el Nuevo Mundo, se admira de "estas cosas del Perú" al tocar con sus manos un tejo de oro que pesaba cuatro mil pesos y un grano de oro, que se perdió en la mar, que pesaba tres mil seiscientos pesos, o al ver pasar hacia España tinajas de oro y piezas "nunca vistas ni oídas". Y comenta, venciendo su desconfianza y escepticismo naturales: "Ya todo lo de Cortés paresce noche con la claridad que vemos cuanto a la riqueza de la Mar del Sur". El tesoro de los Incas del Cuzco excede al de todos los botines de la historia: al saco de Génova, al de Milán, al de Roma, al de la prisión del rey Francisco o al despojo de Moctezuma –dirá maravillado el cronista de los Reyes Católicos–, porque "el rey Atahualpa tan riquísimo e aquellas gentes e provincias de quien se espera y han sacado otros millones muchos de oro, hacen que parezca poco todo lo que en le mundo se ha sabido o se ha llamado rico". Francisco López de Gómara diría: "Trajeron casi todo aquel oro de Atabalipa, e hinchiron la contratación de Sevilla de dinero, y todo el mundo de fama y deseo". Y el padre Acosta, con su severidad científica y su don racionalista, nos dirá en su Historia natural y moral de las Indias: "Y entre todas las partes de Indias, los Reinos del Perú son los que más abundan de metales, especialmente de plata, oro y azogue". León Pinelo, que situaría el Paraíso en el Perú, escribe: "La riqueza mayor del Universo en minerales de plata puso el criador en las provincias del Perú". Y Sir Walter Raleigh, avizorando el Dorado español desde su frustrada cabecera de puente sajón de la Guyana, en América del Sur, escribiría: "Ipso enim facto deprehendimus Regem Hispanum, propter divitias et Opes Regni Peru omnibus totis Europae Monarchis Principibusque longue superiorem esse." –"De ello sabemos que el rey de España es superior a todos los reyes y príncipes de Europa por causa de la abundancia y las riquezas del reino del Perú"–. Por las fronteras del Imperio Español de Carlos V, quien hubiera necesitado para sus guerras riquezas seis veces mayores aún, correría la voz de los tesoros del Perú, que servirían al César español para combatir más ardidamente a Francisco I, Lutero y el Turco y se urdiría el nuevo ensalmo de la fortuna, el nuevo mito del oro peruano, que cristaliza en la mente alucinada del europeo en frases que tientan imposibles o resumen desengaños. Será el súbdito francés de Francisco I, quien después de leer en un pequeño folleto tituladoNouvelles certaines des íles du Perou, publicado en Lyon en l534, la lista de los objetos y planchas de oro traídos del Perú, gruñirá su sorpresa o su ironía en dichos como el de "gagner le Perou" que vale por una utopía o fortuna irrealizable, o el de "Ce n’est pas le Pérou" ante la mezquindad de un propósito defraudado. O será el epíteto de "perulero", aplicado por los pícaros de Sevilla y por el teatro del siglo de oro a los indianos enriquecidos a los que se iba a desplumar, o acuchillar la bolsa, al desembarcar en la ría; o el hiperbólico "Vale un Perú", que trasciende la euforia de un mediodía imperial en la historia del mundo y que ha recogido el poeta peruano J. S. Chocano en su estrofa altisonante:

"¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda
¡Vale un Perú! Y las naves lleváronse el metal;
pero quedó esta frase, magnífica y redonda,
como una resonante medalla colonial."

EL ORO EN EL ANTIGUO PERU

Pizarro, Almagro y todos sus seguidores salieron de Panamá rumbo al Perú con una idea fija: el oro. Llegaron y conquistaron, mataron y quemaron, y encontraron oro, mucho oro, quizá más del que esperaban encontrar. Pero el oro, aquí, no era igual que en otras partes; de eso, se dieron rápida cuenta, y es así que en el Perú, la historia del oro es propia y diferente a las demás naciones del mundo.
oro de la cultura Chavín
Brazalete de oro (extendido para la muestra) de la cultura Chavín. Fue fabricado con la técnica del martillado en frio y posteriormente, repujado.
Y; ¿Cuáles son estas tremendas diferencias?
Pues, básicamente, 2 : Nunca se hizo un objeto de oro puro, siempre aleado con plata o cobre, o con ambos. Y segundo, sólo se usó para fines ceremoniales y de ostentación.
A la técnica que consiste en alear el oro con plata y cobre la llamaron tumbaga, y sus ventajas más saltantes son su bajo punto de fundición, mayor dureza en el acabado y una mayor cantidad de metal con apariencia de oro puro. La medida de la mezcla era, aproximadamente de 75% oro, 15 de plata y 10% de cobre.
Para los conquistadores, el oro era, quizá lo único importante, pues con él podían obtener todo lo que quisieran. PERO AQUÍ NO. Con oro no podían comprar nada, pues ese metal no fue usado como medida de intercambio. Otros materiales como el mullu (molusco de aguas calientes) o los textiles, si tenían valor comercial. Por eso, cuando saquearon templos y palacios y los despojaron de todo el preciosos metal que contenían no causaron la ruina económica de los incas, pero si su ruina cultural. Pues en ese metal estaban hechos las más importantes representaciones de dioses, señores y demás ornamentos de la liturgia.
¿Cuáles fueron los principales objetos fabricados en oro?
Podemos organizarlos en 3 grupos: Funerarios, ceremoniales y de uso personal. Y la técnica mas usada para la fabricación de estos objetos fue el trabajo de láminas por martillado, para luego ser modeladas y/o repujadas.
Los objetos para fines funerarios son los que adornan al fardo funerario como máscaras, pecheras y tocados. Entre los de uso ceremonial podemos contar los tumis (cuchillos), sonajas, copas, esculturas. Los objetos de uso personal son los más numerosos, y es que, los que pudieron, se llenaron de oro de pies a cabeza. Con oro fabricaron sandalias, brazaletes, orejeras, pecheras, coronas, collares, canilleras, gargantillas, narigueras, cetros y muchas cosas más.
El oro no fue para la herencia, el dueño y señor se llevó todo a la tumba. Por eso, la mayor cantidad (sino la totalidad) de objetos de ese metal expuestos en museos o colecciones particulares, provienen de tumbas. Y son pocas las que se han encontrado por (arqueólogos y saqueadores), de lo que podemos deducir, que a lo largo de la historia, en el Perú, mucho oro estuvo en pocas manos.
Según los últimos avances en la investigación arqueológica, el hallazgo más antiguo de oro se produjo en Waywaka, una pequeña comunidad ubicada cerca de la ciudad de Andahuaylas (sur del Perú). Su descubridor, Joel Grossman, encontró finas láminas de este metal, junto con las herramientas necesarias para su fabricación. Fechó su descubrimiento, alrededor del 1,500 a.c: (hace más de 3,500 años).
La cúspide en arte y técnica no se logro con los incas (1450 d.c.), sino mucho antes, con los moches (200 d.c.). Esta nación logró el más alto grado de desarrollo y nos ha legado la mayor cantidad de piezas de oro, como son los ornamentos del Señor, el Viejo Señor y el Sacerdote de Sipán .
oro de la cultura Moche
Cuenta de oro (tumbaga) que junto con otras similares debió formar un collar. Esta pieza es asignada a la cultura Moche.
El oro fue una prospera industria, pues ocupó desde mineros, pasando por comerciantes hasta hábiles artesanos, alimentados por una continua y creciente necesidad de los más poderosos de ostentar y cubrirse de brillo, lo más que se pueda.